El drama ganador de un premio Óscar a la mejor película de habla no inglesa en 1998, fue rodada en Arezzo, una pequeña ciudad de la campaña toscana. Roberto Benigni, el director del largometraje y también ganador de un Óscar por su interpretación como protagonista, nació en un pueblecito cercano, Castiglion Fiorentino.
Como escenario para su obra maestra Benigni escogió la bella ciudad de Arezzo, donde prácticamente se había criado, por sus serpenteantes y empinadas callejuelas, y su aire medieval que le daban un ambiente óptimo y un aire italiano inconfundible a la película.
La plaza principal de la ciudad es uno de los lugares más representativos del film, aquí fue donde Guido extendió aquella improvisada alfombra roja para su amada, y donde el carismático vecino pedía a gritos las llaves a su mujer ¡María la llave!.
La ciudad acoge a numerosos turistas que gracias a el éxito internacional que cosechó la cinta se acercan a curiosear. Paseando por sus calles se pueden ver carteles informativos en los puntos claves donde fue rodada alguna escena, y decenas de grafittis con las frases más memorables de Benigni decoran los muros.
El director comentó en una entrevista que el título de la película se debe a una cita de Leon Trotsky, cuando en México fue consciente de que los asesinos de Stalin lo iban a matar, vió a su esposa en el jardín y escribió que, a pesar de todo: "La vida es bella".
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