El último certamen de Miss Italia comenzó con polémica. Con el objetivo de promover el estereotipo de mujer sana, culta y natural la organización del concurso vetó en su edición 2011 a las candidatas que hubieran pasado por el cirujano plástico, que usaran extensiones y que llevaran lentes de contacto.
Además recomendaban las misses que usaran una talla 44, que compraran el periódico diariamente y que al menos leyeran tres libros al año. Entre los libros sugeridos, se encontraban "Madame Bovary", de Gustave Flaubert; "Anna Karenina", de León Tolstói y "Orgullo y prejuicio", de Jane Austen.
La lista de nuevas instrucciones quería hacer de las modelos italianas, punto de referencia de miles de chicas en el país, un ejemplo de "gracia y pudor". Los organizadores buscaban mujeres como Lucía Bosé, Silvana Mangano o Sofía Loren, "muchachas guapas tal y como son, sin artificios ni camuflajes, no contaminadas por las modas".
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